nemeas
Píndaro
Introducción:
El centauro Quirón fue maestro de Jasón, Esculapio y otros héroes famosos. Pero su mejor compañero fue Peleo, el mortal que se casó con la diosa Tetis. Aquiles fue fruto de este matrimonio y también fue educado por Quirón.
Efectivamente, el rubio Aquiles desde niño tuvo como tutor al centauro Quirón. Vivía con él en su cueva y aprendía jugando a realizar las más complicadas proezas. Quirón lo adiestró para arrojar con precisión la jabalina de punta de bronce; a lanzarse contra los leones raudo como el viento; a cazar los jabalíes cuyos corazones todavía palpitantes llevaba a su maestro. Hasta Diana cazadora y la inteligente Minerva miraban a Aquiles asombradas cuando capturaba los ciervos a la carrera sin lazos ni perros.
La educación que le había dado Quirón era el secreto de que, tras cruzar el mar empujado por el viento hasta las playas de Troya, Aquiles esperara sin moverse en pleno combate el ataque de sus enemigos.
teogonía
Hesíodo
Introducción:
Zeus se va cargando de razón para castigar a Prometeo y a los seres humanos a los que éste se empeña en favorecer. Con el tiempo, Heracles liberará a Prometeo.
Zeus había atado a Prometeo con unas lacerantes cadenas a una columna y había mandado que un águila de grandes alas para que de día le devorara el hígado que de noche se volvía a regenerar.
Prometeo había sido condenado porque había contrariado la voluntad de Zeus en varias ocasiones. Una vez quiso engañar a Zeus con un buey destinado a un sacrificio a los dioses. Prometeo repartió en dos lotes el animal. En un lote iban las partes buenas, la carne y las entrañas, las cuales escondió en el vientre del animal. En el otro lote, los huesos que cubrió con grasa. Con este engaño se presentó ante Zeus.
— Prometeo, hijo de Japeto, me temo que los lotes no son muy equitativos —comentó irónicamente Zeus que se había dado cuenta de la maniobra.
— ¡Oh Zeus, el más poderoso de los dioses! Escoge el lote que desees. El resto quedará para los humanos— insistió Prometeo sonriendo.
Zeus, que estaba pensando en dar un severo escarmiento a los mortales, eligió el lote malo. Hundió sus propias manos en la grasa y mostró los huesos a Prometeo.