Las primeras constelaciones
Unas de las primeras constelaciones fueron el Toro y el León. En Mesopotamia, la cuna de la mayoría de las constelaciones, a cada una de ellas le correspondía una parte del año. Todos los años el Toro y el León reemprendían una lucha mortal que siempre ganaba el León, lo cual era una alegoría del triunfo de la estación calurosa. Esta lucha aparecía grabada una y otra vez en las murallas de la ciudad de Persépolis, una ciudad construida especialmente para celebrar ritos sagrados y como residencia de los reyes.
En la eterna persecución de la constelación del Escorpión a la del gigante Orión, los arqueoastrónomos también han observado una clara referencia al paso de las estaciones y a la idea de la muerte y resurrección de la naturaleza. En este mitos el Escorpión estaría relacionado con la época en que había que enterrar las semillas y Orión con el renacimiento de las plantas.
Otra constelación que se remonta a la prehistoria es la Osa Mayor. Ello queda atestiguado por el hecho de que en muchos pueblos de Europa, Asia y América imaginaran en el mismo conjunto de estrellas la figura de uno oso. Para los arqeoastrónomos estas coincidencias indican que, al menos, la Osa Mayor tiene una antigüedad de unos 16.000 años, pues fue en ese periodo cuando se produjo la glaciación que permitió que grupos de humanos llegaran a América cruzando el estrecho de Bering.
El reconocido arqeoastrónomo Alexander A. Gurshtein hace retroceder las constelaciones a épocas todavía más remotas. Fue Gurshtein quien propuso la división de las constelaciones en tres tipos de criaturas. Los hombres prehistóricos, según Gurshtein, habían dividido el cielo en zonas donde habitarían los seres de la tierra, del cielo y del agua. Por ejemplo, las criaturas del cielo serían las correspondientes a las constelaciones situadas cerca de los polos, como el Cisne y el Águila; la zona terrestre sería recorrida por animales como el Toro y las dos Osas; y las criaturas del agua serían las situadas cerca del ecuador actual como Acuario, Pisces o Capricornio, la constelación que representa a un extraño animal mitad cabra mitad pez.
La noche y el día en las constelaciones
Muchas constelaciones fueron creadas con fines prácticos. La estrella Sirio fue vital para los agricultores de Egipto. Tanto es así que fue reverenciada porque de ella dependía la existencia de su civilización: la estrella Sirio anunciaba la crecida del Nilo que hacía que fructificaran los cultivos con los que se alimentaba el pueblo egipcio. Por este motivo su aparición por el horizonte marcaba el inicio del año egipcio.
En Egipto la estrella Sirio traía el alimento a los vivos y también servía de guía a los muertos. Uno de los dioses egipcios más importantes con los que se identificaba la estrella fue Anubis, el dios con cuerpo de hombre y cabeza de chacal que tenía la misión de conducir a las almas de los muertos al más allá. Los hombres encargados de momificar a los cadáveres sabían perfectamente que el Sol ocultaba Sirio durante setenta días, y ese era el tiempo que había que esperar para enterrar los cadáveres.
Desde la prehistoria los seres humanos se dieron cuenta de que en ciertos días el Sol pasaba por determinadas zonas del cielo y que a partir de esos días las horas de luz aumentaban o disminuían. Estas posiciones del Sol marcaban los equinoccios (días del año en que el día y la noche duran lo mismo) y los solsticios (días del año en que el día es más corto o más largo). Determinar estas fechas les resultaba útil para saber en qué momento del ciclo natural estaban y así prepararse para las diferentes labores del campo y para la caza de ciertos animales y aves.
El simbolismo de algunas constelaciones se explica con dichas posiciones del Sol. La constelación de Capricornio, una criatura mezcla de cabra y pez, se relaciona con el solsticio de invierno. Antiguamente el Sol se hallaba en su nivel más bajo cuando entraba en Capricornio. Entonces, para traer la primavera y sus cosechas, el Sol debía salir del mar abandonando la compañía de los peces y trepar por el cielo como si fuera una intrépida cabra. Por otra parte, la asociación de la constelación de Cáncer con un cangrejo, el animal que anda hacía atrás, se debe a que, después de culminar el solsticio de verano, daba la impresión de que el Sol retrocedía.
Soñando con los ojos abiertos
No todas las constelaciones surgieron con fines prácticos. Muchas son proyecciones de la fantasía de los seres humanos que imaginaron simplemente un dibujo uniendo varias estrellas cercanas. Efectivamente, algunas figuras de las constelaciones se construyeron a partir de algunas estrellas especiales. Es el caso de la constelación de los Gemelos, la cual se dibujó a partir de dos estrellas próximas de un brillo similar, Cástor y Pólux.
El origen de muchas otras constelaciones es, sin embargo, completamente arbitrario. Da la impresión que sus creadores partieron de una figura imaginada previamente y que después fueron construyendo toda una historia a su alrededor. Es el caso del héroe Perseo, el cual está acompañado en el cielo de su esposa Andrómeda, de la Ballena que quería comérsela y de sus suegros, los reyes Cefeo y Casiopea.